Una
de las noticias de las últimas semanas es que después de 20 años se permite la
indexación en el sector a través de medidas de ajuste. Es decir se habilitó el
uso del UVA y el UVI para actualizar cualquier contrato en la cadena: desde el
constructor hasta la comercialización y la escrituración. Es una unidad de
cuenta que hace posible las transacciones del sector que son de largo plazo en
un contexto de inflación. El sistema es similar al modelo chileno que utiliza
la Unidad Funcional (UF) para la adquisición de cualquier bien durable y que
logró sacar el chip de hablar en dólares. "Las compañías constructoras
preferirán pactar en UVIs mientras que los compradores en UVA que se ajusta por
inflación", analiza Gustavo LLambías, Vicepresidente de la Asociación
Empresarios de la Vivienda, la entidad que reclama esta iniciativa desde 2009.
Hoy la mayoría de la oferta de hipotecarios se ofrece en UVA. "Está se
actualiza por la evolución del CER en base al índice de precios y se considera
más previsible mientras que UVI se actualiza por el costo de la
construcción", justifica Carlos Valdez Ocampo, consultora especializada en
tasaciones.
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